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4.04.2012

Tomar Decisiones

Ana Cristina Zamora, 18 AÑOS

TOMAR DECISIONES

15 años.  A esa edad es cuando hoy en día has de tener claro qué es lo que quieres hacer con tu vida, al menos a grandes rasgos.  Esa es la edad con la que tienes que decidir qué asignaturas cursarás en cuarto de ESO, sí las de Biología, las de Tecnología o las Letras, y esa decisión repercutirá en tu futuro irremediablemente, porque cuando en cuestión de un año, tengas que rellenar tu matrícula para hacer Bachillerato, tendrás que decidir si vas a entrar en Humanidades, Sociales, ciencias de la Salud o Tecnologías, y obviamente, si por ejemplo has cursado Biología sería un tanto extraño que decidieras entrar en un bachillerato tecnológico, digo yo. Así que más vale que aciertes de primeras y tengas claro lo que te gusta.
Lamentablemente, eso de tener claras las cosas es bastante difícil, y más a edades tan cortas, cuando tenemos en la cabeza otra serie de preocupaciones. El problema está en que tal vez, cuando realmente te des cuenta de lo que quieres hacer, sea un pelín tarde y tengas en frente la temida SELECTIVIDAD. La famosa nota de selectividad es complicada, y depende de la carrera a la que quieras acceder. Si, por ejemplo, queremos hacer una carrera de Inglés obviamente no puntúa lo mismo la asignatura de Literatura Universal que la de Tecnología Industrial, por eso es tan importante saber desde un principio qué carrera vas a hacer y qué asignaturas quieres cursar. 
Pero ¿qué pasa si me he equivocado? ¿Qué pasa si de pronto me doy cuenta de que lo que estoy haciendo no me gusta? A mí no se me da demasiado bien dar consejos, así que voy a contaros mi experiencia por si a alguien le sirve de guía.
Yo fui esa loca de la vida que hizo Biología y luego le dio el punto de entrar en un Bachillerato Tecnológico, porque si ya había quedado claro que la biología no era lo mío ¿para qué seguir? Pensé en entrar en el Bachillerato de Humanidades, porque los idiomas siempre se me han dado bien, pero como nunca había dado latín ni griego me asusté. Así que puse por poner asignaturas como Dibujo Técnico y me lancé al ataque.  Y…  resultó que eso de los planos, las reglas y las perspectivas tampoco era lo mío. Pero bueno, había que intentarlo. Al año siguiente probé con Electrotecnia (circuitos, electricidad, etc.) a la misma vez que dejaba la Escuela de Idiomas por falta de tiempo.
Y así, a poco más de un mes de selectividad, hallábame yo estudiando asignaturas a mi parecer tan horribles como Física y Matemáticas, mientras mis compañeros se quejaban de otras tan bonitas y fáciles como Lengua, Filosofía  o Inglés.  Entonces me di cuenta de que yo era lo que se dice una ‘atravesada’, y de que desde luego no iba a resistir otro año con esas asignaturas, y también caí en la cuenta de que ya no volvería a dar ingles, ni francés, ni nada de eso que me gustaba. ¡Voilá! Sí, un mes antes me di cuenta de qué era lo que realmente me gustaba.  Ahora llega el horror: las asignaturas optativas que yo cursaba puntuaban ni más ni menos que la barbaridad de cero puntos en selectividad para la carrera de Traducción Inglesa. O sea que mis posibilidades eran repetir bachillerato o aguantarme. O… echarle ganas y prepararme por mi cuenta las asignaturas que si puntuaban.
Es aquí donde llega mi consejo: Por difícil que parezca sacar un curso más otras dos asignaturas que no has dado en tu vida, no lo es tanto si estas realmente motivado y sabes qué quieres hacer.  Así que no os preocupéis, y cuando os deis cuenta de qué es lo que realmente os gusta, sea cuando sea, id a por ello. Porque si os asustáis como me pasó a mí, si pensáis que eso que tanto os gusta es motivo de burla y os da vergüenza hacerlo, si creéis que no sois capaces, estáis equivocados.  Una vez lo tengáis claro, no busquéis excusas tontas, y esforzaros por ello. Por experiencia os digo que más vale tarde que nunca, y que nunca es demasiado tarde.

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