Esto... ¿esto qué es?

¡Hola personajillo del inframundo!
Esto es un blog. (Sí, lo suponías). Bienvenido. ¿Que hay aquí? Tonterias. Muchas. O munchas, como dice mi abuela. No prometo demasiado, pero si quieres leer reseñas y citas sobre libros, ver fotos y sinsentidos, es tu sitio, así que puedes quedarte.

12.30.2012

Cosas de magia

Entonces, todas las estatuas y monumentos de la catedral empezaron a hablar, diciendo con sus voces de piedra todo lo que habían visto durante su vida de piedra, y el ruido, era indescriptible.
Muchos se quejaban de sus vecinos, lo que quizá no sea tan sorprendente, ya que habían estado obligados a permancer juntos cientos de años. En una gran mampara había quince reyes de piedra en sendos pedestales.
[...] Desde el momento en que pudieron hablar, los soberanos empezaron a pelear y reñir; porque todos los pedestales tenían la misma altura, y lo que más detestan los reyes (aunque sean de piedra) es que los pongan al nivel de otros.

Jonathan Strange y el Señor Norrel
Susanna Clarke

12.29.2012

Hollow

La herida es diferente en cada persona y en cada persona deja una huella distinta. Así que a mí nadie me gana en lo que se refiere a pedir justicia o equidad. Sólo que ya estoy más harto de la gente sin imaginación. De ese tipo de gente que T.S.Eliot llama 'hobres huecos'. Personas que suplen su falta de imaginación, esa parte vacía, con filfa insensible y que van por el mundo sin percatarse de ello. Personas que intentan imponer a la fuerza a los demás esa insebilidad soltando, una tras otra, palabras huecas.


Haruki Murakami: Kafka en la orilla




12.28.2012

AUTORRECHAZO

[...]
Antes de que supieras que yo existía
dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad.
Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.

Yo te traje tus sentimientos de verguenza,
te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso,
de feo,
de estúpido,
de desagradable.
Yo te colgué la etiqueta de "diferente",
cuando te dije por primera vez al oido
que algo no andaba del todo bien en ti.

[...] Soy el invitado no querido,
el visitante no deseado,
y sin embargo
soy el primero en llegar y el último en irme.
Me he vuelto poderoso con el tiempo
escuchando los consejos de tus padres sobre cómo triunfar en la vida.

 [...] Para ayudarte a ti y a tu descendencia
me disfrazaré de perfeccionismo,
de altos ideales,
de autocrítica,
de patriotismo,
de moralidad,
de buenas costumbres,
de autocontrol.

La pena que te causo es tan intensa
que querrás negarme
y, para eso,
intentarás esconderme detrás de tus personajes,
detrás de las drogas,
detrás de tu lucha por el dinero,
detrás de tu  neurosis,
detrás de tu sexualidad indiscriminada.
Pero no importa lo que hagas,
no importa a dónde vayas.
Yo estaré allí,
siempre allí.
Porque viajo contigo
día y noche
sin descanso
sin límites.

Yo soy la causa principal de la dependencia,
de la posesividad,
del esfuerzo,
de la inmoralidad,
del miedo,
de la violencia,
del crimen,
de la locura.

Yo te enseñé el miedo a ser rechazado
y condicioné tu existencia a ese miedo.
De mí dependes para seguir siendo
esa persona buscada, deseada,
aplaudida, gentil y agradable
que hoy muestras a los demás.
 De mí dependes
porque yo soy el baúl en el que has escondido
aquellas cosas más desagradables,
más ridiculas,
menos deseables de ti mismo.

Gracias a mí
has aprendido a conformarte
con lo que la vida te da,
porque, después de todo,
cualquier cosa que vivas será siempre más
de lo que crees que mereces.

Has adivinado, ¿verdad?

Soy el sentimiento de rechazo que sientes hacia ti mismo.



ASÍ QUE RECUERDA:
 

Todo empezó aquel día gris
en que dejaste de decir orgulloso:
"¡¡YO SOY!!"

Y, entre avergonzado y temeroso,
bajaste la cabeza
y cambiaste tus palabras y actitudes
por un pensamiento

"YO DEBERÍA SER..."



Jorge Bucay


Happiness



De todas las cosas que la profesora Agnes había malinterpretado, solo reconocí una equivocación en su momento. «La felicidad es la expectativa de una futura felicidad», había dicho mientras nos mostraba un ejemplar de Grandes esperanzas. Recordé entonces el día en que Ruby encontró un gatito entre la maleza; hacíamos turnos para acariciarle la suave piel del vientre o para sostenerlo en nuestro regazo. Recordé también cómo apilábamos nuestros colchones, después de que la directora se fuese a dormir, formando una torre sobre la cama de Pip. Conocía la sensación de saltar, el impulso de los muelles bajo mis pies, la experiencia de caer riendo a carcajadas. «No; la felicidad es un instante»

Eve - Anna Carey

12.26.2012

Mentir es nuestro privilegio



Somos unos mentirosos y unos cobardes. Esa es mi conclusión. Y aunque lo odiemos e intentemos ser valientes y decir la verdad caemos en la trampa y acabamos pensando taimadas artimañas y argucias para... ¿para qué? Irónicamente, para no odiarnos. Nos ponemos el halo de santos y  la excusita de “es que no quiero hacer más daño” o “es que si les digo la verdad me odiarán”.  De pronto nos volvemos psicólogos o adivinos o qué se yo, y llegamos a asegurar que “no lo entenderían”.  ¿Y sabéis qué? En realidad somos tan mezquinos que sólo queremos salvar el culo y no afrontar lo que hemos hecho.



También mentimos por esas bonitas y preciosas convenciones sociales que algún gilipollas se inventó. Si no quiero salir, no salgo porque no. Si no me da la gana de prestarte los apuntes, no te los presto y punto, y no me invento que un amigo me los ha pedido ya o que los tengo en el pueblo y que blablabla. Si el vestido te queda como el culo, me callo. ¿Qué es esa fea manía que tenéis algunas de decir ‘’qué guapa” como saludo?

Gente, escuchadme, somos muchísimos. MUCHÍSIMOS. No hay que caerle bien a todo el mundo así que dejad de intentarlo. Mejor dedícate a cuidar a la gente con la que realmente conectas y olvídate del resto. En serio, no hace falta que le felicites la navidad a todo el mundo; regala no-hipocresía.

 Yo regalo un cuento:
YO SOY PETER
— ¡Estoy harto! –me quejé.
— ¿De qué estás harto, Demián? 
— ¡De que me mientan! ¡Me revienta que me mientan! 
— ¿Y por qué estás tan enfadado con la mentira? –preguntó Jorge, como si yo me estuviera quejando de que la lluvia fuera mojada...
 — ¿Cómo que por qué? ¡Porque es horrible! Me molestan quienes me engañan, quienes me estafan, quienes me enredan con sus  fabulaciones. 
— ¿Te enredan? ¿Cómo consiguen enredarte?
 — Mienten. Eso hacen.
 — Pero eso no es suficiente, Demián. Ellos podrían mentir durante días y tú  te divertirías oyéndoles explicar sus historias...
—Pero yo me dejo engañar, Jorge. Yo confío, yo les creo... Cualquier idiota se acerca a inventar una tontería y yo le creo.¡Soy un imbécil! 
— ¿Y por qué les crees? 
— Porque... porque..., no sé por qué mierda les creo. ¡La madre que los parió! –grité—. No sé... No sé...

— ¡Me molesta! –ratifiqué. 
— Que te mientan –terminó Jorge.
 — ¡Que me mientan! –dije. 
— Que TE mientan –remarcó.
 — Sí. Que me mientan –yo no entendía adónde iba Jorge.
 — ¿De qué te reías? –le pregunté al fin
— No me río, sonrío...
 — ¿Qué pasa? –pregunté—. No entiendo nada.
Jorge volvió a su sillón
— Te molesta que  te mientan –terminó Jorge.
— ¡Sí!
— ¿Y qué te hace pensar que te mienten?
 — ¿Cómo “qué me hace pensar”?  Me dicen algo que descubro, antes o después, que no es verdad.
— Y ¿por qué piensas que te mienten? 
— ¿Otra vez? –dije yo—. ¿Otra vez? 
— Quiero preguntarte por qué piensas que TE mienten a ti. 
— ¿Cómo por qué? Es a mí a quien le dicen la mentira en cuestión –dije fastidiado. 
— No te enfades, yo creo que cuando alguien miente, ¡miente! Es decir no TE miente, ni ME miente. ¡MIENTE! En elmejor de los casos, se miente. 
— ¡No! 
— ¡Sí! ¿Por qué  miente la gente, Demián?  Piénsalo: ¿para qué? 
— ¡Yo que sé! Por mil  motivos... 
— Dime uno, el del asunto que hizo que llegaras de malhumor a la consulta.
— Para ocultar algo que hizo mal.
 — Y eso ¿para qué?
 — Para que el otro no lo juzgue.
 — Y ¿por qué no quiere que lo juzgue?
 — Porque sabe que el otro lo condenaría
.— ¿Y por qué no quiere que el otro lo condene? 
— Porque el otro le importa.
 — ¿Y? 
— Y... no quiere tener que pagar ningún plato roto.
 — Es decir, para no hacerse responsable. 
— Claro.
 — Bien, digamos que este es el móvil del 99% de las mentiras.
 — Supongo que sí. 
— Bien, y ¿cómo sabe el mentiroso que resultaría responsable? ¿quién determinó su responsabilidad? 
— ¡Nadie! ¡Bah! El mismo.
 — Eso es. El mismo. 
— ¿Y? 
— ¿No te das cuenta? El mentiroso no es alguien que teme el resultado del juicio de otro; ni la condena que salga de ese juicio. El mentiroso ya se ha juzgado a sí mismo y se ha condenado. ¿Entiendes? El asunto ya ha sido juzgado. El mentiroso se esconde de su propio juicio, de su propia condena y de su propia responsabilidad. Como te he dicho,  el problema no es del otro, sino del que miente.
[...]

— No lo sé. Tengo que pensarlo. En la vida de todos los días, el mentiroso es el que se beneficia, no el que se jode.
 — Aun cuando eso fuera cierto, la justicia no tiene nada que ver con la salud. Además, todo depende de lo que tú creas que es beneficiarse.
  Conseguir que las cosas sean de una determinada forma por una mentira es difícil. Creo que, como mucho, una mentira puede conseguir que las cosas sucedan durante un rato, de una manera más deseada por el que miente (aunque internamente él sepa que esta forma es falsa, ficticia, cartón pintado, apoyado en su mentira).
 — No mentimos para eso, o no nos damos cuenta. Me parece que yo, en todo caso, cuando miento busco control sobre lasituación. 
— Es decir, poder...
 — Sí, en cierto modo, poder. Yo quien siempre sabe la verdad. Yo te hago actuar. Yo te engaño. Yo te estafo. Yo te fastidio... Un poder jodido, pero poder al fin y al cabo.
 — ¿Te cuento un cuento?
  Hacía mucho que Jorge no me contaba un cuento. 
— ¡Venga!
  — Bueno, casi un cuento:

Era una vez un bar  de mala muerte, en uno de los barrios más turbios de la ciudad. 
El ambiente sórdido parecía extraído de una novela policíaca de serie negra. 
Un pianista borracho y ojeroso golpeaba un blues aburrido, en un rincón que apenasse divisaba entre la poca luz y el humo de cigarrillos apestosos.
De repente, la puerta se abrió de una patada. El pianista cesó de tocar y todas las miradas se dirigieron a la puerta.
Era una especie de gigante lleno de músculos que se escapaban de su camiseta, con tatuajes en sus brazos de herrero. Una terrible cicatriz en la mejilla le daba aun más fiereza a su cara de expresión terrible. Con una voz que helaba la sangre,gritó: 
— ¿Quién es Peter? 
Un silencio denso y terrorífico se instaló en el bar. El gigante avanzó dos pasos y agarró una silla y la arrojó contra un espejo.
— ¿Quién es Peter? –volvió a preguntar. 
De una mesa lateral, un pequeño hombrecillo con gafas separó su silla de una de las mesas laterales. Sin hacer ruido caminó hacia el gigantón y,  con vozcasi inaudible, susurró: 
—Yo... yo soy Peter. 
—Ah, tú eres Peter, yo soy Jack, ¡hijo de puta! 
Con una sola mano lo levantó en el aire y lo arrojó contra un espejo. Lo levantó y le pegó dos  puñetazos que parecía que le arrancarían la cabeza. Después le aplastó las gafas.
Le destrozó la ropa y por último, lo tiró al suelo y le saltó sobreel estómago.Un pequeño hilo de sangre empezó a brotar de la comisura de la boca del hombrecito, que quedó tirado en el suelo semiinconsciente. El gigantón se acercó a la puerta  y antes de irse, dijo: 
¡Nadie se burla de mí, nadie! –y se fue.


Apenas la puerta se cerró, dos o tres hombres se acercaron levantar a la víctima de la paliza. Lo sentaron y le acercaronun whisky. El hombrecito se limpió la sangre de la boca y empezó a reírse. Primero suavemente y después, a carcajadas.La gente lo miró sorprendida. ¿Los golpes lo habían dejado loco? 
— No entendeis nada –dijo. Ysiguió riéndose—. Yo sí que  me he burlado  de ese idiota... 
Los otros no podían evitar la curiosidad y lo aslataron a preguntas: 

¿Cuándo? 
¿Cómo? 
¿Con una mujer?
¿Por dinero?
¿Qué le has hecho?
¿Lo enviaste a prisión?
El hombrecito siguió riendo. 
—No, no. ¡Yo me burlé de ese estúpido ahora, delante de todos. Porque yo... ¡ja, ja, ja!... yo... 

...¡Yo no soy Peter!

 Me fui del consultorio riéndome a carcajadas. Tenía la imagen del maltrecho hombrecito creyendo que se había burlado del grandote. A medida que caminaba algunas manzanas, la risa se me fue pasando y me inundó una extraña sensación de autocompasión...

12.18.2012

¿Arrepentirse o cambiar?

Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor, es sencillamente cambiar.
Saramago

12.16.2012

Life is a game in which...

- ¿Siempre juegan a los acertijos en Noche Buena?
- No son acertijos, es el juego.
- ¿Le divierten estos juegos en los que el jugador debe parecer ridículo?
- Sir Richard... La vida es un juego donde todos parecemos ridículos.

Violet, la Condesa viuda - Downton Abbey

12.14.2012

Amenazas imaginarias

Quizá el miedo nos condicione demasiado. A diferencia de lo que les pasa a los animales, a nosotros no sólo nos asustan las amenazas reales, sino también las imaginarias. Y cuando nada nos amenaza, no sabemos ser felices, porque no llevamos la felicidad en los genes. En los genes llevamos el instinto de supervivencia. 

Gaspar Hernández - El oficio de vivir bien.

12.10.2012

"La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir"
Carl Gustav Jung

You'll never find another one

you'll never find another fool like me.

Estaba buscando...


Brassai
“Which of my photographs is my favorite? The one I'm going to take tomorrow.” – Imogen Cunningham

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