Lo que es, es.
Escribo esto
y pienso en la desilusión de quien me lee: ''¡Lo que es, es...! ¿Esa es la
verdad?''
El concepto, no por obvio menos ignorado, contiene en sí mismo tres implicaciones que me parece significativo remarcar: saber que 'lo que es, es' implica la aceptación de que los hechos, las cosas, las situaciones son como son.
La realidad no es como a mí me convendría que fuera.
No es como debería ser.
No es como me dijeron que iba a ser.
No es como fué.
No es como será mañana.
La realidad de mi afuera es como es.
Me parece útil recordar que el cambio sólo puede producirse cuando somos conscientes de la situación presente.
¿Cómo vamos a Nueva York sin saber donde estamos?
Sólo puedo iniciar mi camino desde mi punto de partida, y esto es aceptar que las cosas son como son.
El concepto, no por obvio menos ignorado, contiene en sí mismo tres implicaciones que me parece significativo remarcar: saber que 'lo que es, es' implica la aceptación de que los hechos, las cosas, las situaciones son como son.
La realidad no es como a mí me convendría que fuera.
No es como debería ser.
No es como me dijeron que iba a ser.
No es como fué.
No es como será mañana.
La realidad de mi afuera es como es.
Me parece útil recordar que el cambio sólo puede producirse cuando somos conscientes de la situación presente.
¿Cómo vamos a Nueva York sin saber donde estamos?
Sólo puedo iniciar mi camino desde mi punto de partida, y esto es aceptar que las cosas son como son.
La segunda
derivación directamente relacionada con la idea de 'lo que es, es'; es que :
Yo soy quien soy.
Yo no soy quien quisiera ser.
No soy el que debería ser.
No soy el que mi madre quería que fuese.
Ni siquiera soy el que fui.
Yo soy quien soy.
Yo soy quien soy.
Yo no soy quien quisiera ser.
No soy el que debería ser.
No soy el que mi madre quería que fuese.
Ni siquiera soy el que fui.
Yo soy quien soy.
Y si es difícil aceptar que yo soy
quien soy, cuanto más difícil nos es, a veces, aceptar la tercera derivación
del concepto 'lo que es, es':
Tú... eres quien eres.
Tú no eres quien yo necesito que seas.
Tú no eres el que fuiste.
Tú no eres como a mí me conviene.
Tú no eres como yo quiero.
Tú eres como eres.
Aceptar esto es respetarte y no pedirte que cambies.
Hace poco empecé a definir el verdadero amor como la desinteresada tarea de crear espacio para que el otro sea quien es.
Jorge Bucay
- Cuentos para pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Dime argo!