La mujer del bar de enfrente recogió al perro de Mouloud. Los perros pueden llevarse a casa, pero a los sin techo no. Yo pensé que si cada uno de nosotros acogiera a un sin techo, si cada uno de nosotros decidiera ocuparse de una persona, una sola, ayudarla, acompañarla, quizás habría menos en las calles. Mi padre respondió que eso no era posible. Las cosas son siempre más complicadas de lo que parecen.
Las cosas son como son, hay muchas de ellas contra las que no se puede hacer nada. Eso es sin duda lo que hay que admitir para convertirse en adulto.
Somos capaces de enviar aviones supersónicos y cohetes al espacio, de identificar a un criminal a partir de un pelo o de una minúscula partícula de piel, de crear un tomate que se conserva tres semanas en el frigorífico sin una arruga, de guardar en un chip microscópico miles de millones de informaciones. Somos capaces de dejar morir a gente en la calle.
No y yo, Delphine de Vigan.
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